Monto mil caballos salvajes,
de mi corazón al mismísimo barro.
los cabalgo a pelo.
soy el perfume,
el estruendo en la tierra,
la velocidad
y el viento que me quema la cara.
voy desnuda,
envuelta en lavandas y jazmines,
madreselvas y pasionarias.
de la respiración hice lenguaje,
sólo voy a nombrarme
en gemidos suavisimos,
en leves gestos.
mi nombre es
todas la hojas de esta selva,
todos los bichos que nunca vi.

Todo lo que escribi mientras te esperaba

Parte 3

El calor ahora es ese caldo donde todo es humedad.
La piel pegajosa, como toda cubierta de frutas.
Duraznos enchastrándome. Gotitas por toda la cara. Diamantitos salados en el borde de la boca.
Todos los perfumes potenciados, los de mi cuerpo sobretodo. Como una animalita que no sabe mas que su territorio de piel Me huelo y me duermo una siesta ahí, en el perfume.
Yo quiero ser una selva, verde y profunda, Toda cubierta de hojas y bichitos sin nombre.
Acomodo el cuerpo en la silla, a cada renglón menos ropa.
Si pudiera sacarme la piel y tenderla en la soga, para que el viento la sacuda y la moje el rocío de la noche.
Quedarme así, despellejada, viendo correr la sangre en el momento exacto en que va del corazón a las manos.
Esa enredadera viviente, morada, azul profundo, rojo carmesí.

insisto ahí,
en todo lo que vea brillar en la maraña,
como una lentejuela perdida
brillando solita y dorada.
me zambullo como vengo,
me tiro placentera.
Chapoteo despatarrada y contenta.
y así sea toda emponchada o desnuda me tiro.
Con el vestido nuevo me tiro.
Me empapo toda en lentejuela.
me pierdo en el aire,
viendo pasar ovillos para ver
si la encuentro
en la marea tornasolada
de la intensidad y la belleza .

Mi herencia es el poema.
El lugar que fundé,
Mi patria mas íntima.
El cuerpo que escondo
Bajo mi cuerpo,
La máscara ausente.
El abecedario
Con que decodifico
Las fronteras,
El perfume,
El peso que tienen las cosas
Cuando cierro los ojos.

Una fiesta puede ser cualquier cosa
aún este momento.
el barrio esta despierto
y el ventilador es música.
Una fiesta puede ser también
la cama en invierno,
el humo del café
y tu risa tronando
y la calma de los árboles de las plazas
y mi corazón latiendo
como un tambor
repicando
en lo carnavales
mas lúmpenes
que hayan existido,
quiere salir
irse a bailar en las comparsas,
emborracharse con locura.
y yo lo dejo irse
porque una fiesta puede ser cualquier cosa
aún este momento.

Todas las excusas son válidas para ir a ver
A la chica del DIA %.
un oasis lésbico entre las ofertas.
Subía la temperatura en la góndola
De los lácteos
Cuando ella subida a un banquito
Desplegaba belleza.
La chica que acomodaba latas
Y escuchaba reggaetón
Mientras yo me llenaba los brazos
De cosas que no necesitaba,
Tan sólo para pasarle al lado
Y decirle hola.
La cajera del DIA % que más lejos
Quedaba de mi casa,
Donde estaba ella:
Pantera seria y conurbana.
Y no hubo vez que no soñara
Con arrebatarle un beso
Más dulce que las manzanas de oferta
En medio de la fila,
Llena de viejas,
Que nos aplaudirían
Mientras nosotras nos comemos la boca
Prendiendo fuego el día de Morón.

El trueno y la dentellada

I


Así voy,
hecha alelíes
a entregarme a tu boca
de loba.
para que devores mi cuerpo
como en un sacrificio:
sangre de unicornio,
grito de mandrágoras.
en plato de porcelana sirvan
mi carne de pájaro,
para saber que gusto tiene la
tristeza.


II

Me acuesto con la mala suerte,
desayuno sal volcada.
Vino en el vestido y
sangre en la copa.
Muchos talismanes antes de dormir.
Tres palabras engualichadas
y mis pies descalzos
mojados con arena de río.


III


Más allá del ritual,
Incandescencia del alma,
Te encuentro a vos.
Yo de rodillas sobre el barro
Implorando a la luna
Que me regale tus ojos
Para acunarlos despacio entre sueño y sueño.
Yo, que quisiera sacarme el corazón,
Para dejarlo caer,
Para juntar los restos y hacer una corona.
Yo que quisiera sacarme el cuerpo
Para que pongas en mi boca,
Caldero de tus brebajes,
Todas las flores de Amapola.
Sé que sos el sonido de los mares devenido en silencio.
Yo soy:
Una hechicera maldita.
Y vos:
La noche,
La oscuridad del alba.